Estados de fe conforman un conjunto de piezas de joyería que desarrollé en contexto de pandemia. Tiempo de incertidumbres, confusión y desasosiego; también tiempo de deseos, anhelos y esperanza. En ellas, ironizo sobre materialidad y representación alterando el lenguaje. ¡Confusión! El plástico, obtenido de los envases de detergente necesarios para aquel tiempo donde limpieza y asepsia eran sinónimos de supervivencia, parece cera. ¡Anhelo! La fe, tener esperanzas, prender una vela de cera, se torna consumo cotidiano, plástico. Se ponen en cuestión los sistemas de creencias. Nos queda la fragilidad (o la fortaleza) del ser humano en su búsqueda de sentidos trascendentes, pero también de protección ante la finitud (sea por el envase de detergente o mediante la iconografía religiosa). Dentro de mis exploraciones materiales y conceptuales a partir del uso del desecho generada en mi vida cotidiana, también pongo en diálogo con otros “consumidos”, como el caso de la pieza titulada Cuarentena (Talismán), hecho con la cáscara de cuarenta naranjas exprimidas, bebidas y cosidas por mí.
Fotografía: Dolores Esteve